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Domingo, 7 de mayo de 2023. 09:00 a.m.

¡Muy buenos días a todos y feliz domingo! Comenzamos haciendo la señal de los cristianos, la señal de la cruz: En el nombre de Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. AMÉN. Que la gracia y la paz de Jesucristo, muerto y resucitado para nuestra salvación, estén hoy y siempre con todos ustedes. Y CON TU ESPÍRITU. Saludémonos unos a otros con las mismas palabras con las que se saludaban los primeros cristianos después de la Resurrección del Señor: ¡CRISTO HA RESUCITADO! ¡VERDADERAMENTE HA RESUCITADO!

 

 Queridos oyentes: Hoy tengo el gusto de poder compartir los micrófonos con la Hermana Isabel de Armas, religiosa cubana perteneciente a la Comunidad de las Hermanas del Cardenal Sancha que trabajan en la ciudad de Camagüey y en Nuevitas. A ella le pido que tome la Biblia en sus manos y nos lea estos versículos que luego comentaré con ustedes.

 

LECTURA DEL EVANGELIO SEGÚN SAN MATEO, capítulo 28, versículos del 1 al 10

“Al amanecer del primer día de la semana, María Magdalena y la otra María fueron a visitar el sepulcro. De pronto se produjo un gran temblor. El ángel del Señor bajó del cielo y acercándose al sepulcro hizo rodar la piedra que lo tapaba y se sentó encima de ella. Su rostro brillaba como el relámpago y sus vestiduras eran blancas como la nieve. Al verlo, los guardias se pusieron a temblar y se quedaron como muertos. Pero el ángel se dirigió a las mujeres y les dijo: ‘Ustedes no teman. Ya sé que buscan a Jesús, el crucificado. No está aquí: ha resucitado como lo había dicho. Vengan a ver el lugar donde lo habían puesto. Y ahora vayan de prisa a decir a sus discípulos: Ha resucitado de entre los muertos e irá delante de ustedes a Galilea; allí lo verán. Eso es todo’. Ellas se alejaron a toda prisa del sepulcro, y llenas de temor pero con mucha alegría, corrieron a llevar la noticia a los discípulos. Pero de repente Jesús les salió al encuentro y las saludó. Ellas se le acercaron, le abrazaron los pies y lo adoraron. Entonces Jesús les dijo: “No tengan miedo. Vayan a decir a mis hermanos que se dirijan a Galilea. Allí me verán”.

PALABRA DEL SEÑOR. GLORIA A TI, SEÑOR JESÚS

 Queridos todos: Pasemos a comentar el evangelio que hemos escuchado. Se trata de un relato más de la resurrección de Jesús de los catorce que hay en los cuatro evangelios.

 Galilea está a 126 kilómetros de Jerusalén. ¿Qué persigue el Señor resucitado al hacer caminar a sus discípulos esa distancia para encontrarse con ellos? Para él, que ya no estaba limitado por las leyes físicas, eso no era un problema. Pero para los discípulos equivalía a tener que caminar y caminar. ¿No hubiese podido reunirse con ellos allí mismo, en Jerusalén, la ciudad de la paz? Días antes, en la última cena, el Señor se lo había anunciado a los discípulos cuando les dijo: “Después de resucitar, me encontraré de nuevo con ustedes en Galilea (Mt. 26, 32).

Caminar de Jerusalén a Galilea es como si estuviéramos todos en Camagüey y Jesucristo nos invite a un encuentro con él en Las Tunas. Pienso que la razón de tal invitación del Señor es que él quiso que volvieran a donde todo empezó. No olvidemos el discurso de Pedro en casa de Cornelio (Hech. 10, 37) que el apóstol comenzó diciendo: “La cosa empezó en Galilea”. Porque fue en Galilea donde Jesús los llamó a ser sus discípulos, donde él comenzó sus predicación, donde hizo muchos milagros como el agua convertida en vino en las bodas de Caná, la pesca milagrosa, la sanación de un leproso, el del hombre que bajaron por el techo en la casa donde estaba Jesús para que lo curara, la sanación del endemoniado, la tempestad calmada, y la resurrección de Lázaro. Aquí hay, entonces, una invitación a que todos volvamos al momento en que nos enamoramos del Señor y de su Iglesia…a que volvamos al principio de todo.

Le pedimos a la Hermana Isabel que nos lea ahora lo que dice el libro bíblico del Apocalipsis:

LECTURA DEL LIBRO DEL APOCALIPSIS, capítulo 2, versículos del 1 al 7

“Esto dice el Señor a la Iglesia que está en Éfeso: Conozco tus obras, tu esfuerzo y tu perseverancia. Sé que no puedes soportar a los malvados, que pusiste a prueba a los que se llaman apóstoles sin serlo y los encontraste mentirosos. Eres perseverante y has sufrido por mi nombre sin desmayar. Pero tengo contra ti que has olvidado el amor primero,  Recuerda, pues, de dónde has caído; cambia de actitud y compórtate como antes”.

PALABRA DE DIOS. TE ALABAMOS, SEÑOR

 Queridos oyentes: Tengan en cuenta que, cuando Dios juzga a estos cristianos, primero les señala lo positivo cuando les dice: “Conozco tus obras, tu esfuerzo y tu perseverancia… No puedes soportar a los malvados, les dijiste mentirosos a los que se llaman apóstoles sin serlo… Eres perseverante y has sufrido por mi nombre…” Son unos cuantos elogios que, probablemente, muchos de los que me escuchan, merecerían también de parte del Señor. Pero, como escuchamos, viene a continuación la acusación, la queja que tiene el Señor con aquellos cristianos o tal vez con nosotros mismos, cuando nos dice: “Pero tengo contra ti que has olvidado el amor primero…o sea, dejaste enfriar el amor primero. Recuerda de dónde has caído: cambia de actitud y compórtate como antes”.

Se trata, pues, de escuchar hoy la invitación que nos hace el mismo Jesús de recuperar el amor primero, de volver a tener la ilusión de cuando empezamos el camino de la fe, del día que nos casamos, de cuando empezamos a ir a la iglesia, porque podría suceder que estamos, y voy a usar una expresión de estos tiempos, “machacando en baja”. “Machacar en baja” es una expresión que usan los mecánicos cuando enseñan que, a los motores recién reparados y encendidos, se les debe tener un tiempo trabajando a baja velocidad, o sea “machacando en baja”, hasta que el ajuste de sus piezas sea perfecto. Se trata de una frase ocurrente pero peligrosa por lo que puede esconder sobre un problema más profundo, porque cuando una persona afirma estar “machacando en baja” lo que puede estar diciendo es que está “matando el tiempo”, sin iniciativa, paralizado, esperando con los brazos cruzados a ver qué cae del cielo, etc. Y como de allí al pesimismo, al desaliento, no hay más que un paso, esto es algo que debe preocuparnos a todos. Es imposible que un matrimonio, una escuela, un sindicato, un equipo de pelota, una industria, un país, una Iglesia… puedan desarrollarse si quienes los forman están “machacando en baja”.

Los matrimonios que me escuchan deben hoy preguntarse si su amor se les ha vuelto rutinario. También esta enfermedad ataca a los jóvenes cuando ellos comienzan a esperar a que otros hagan lo que ellos deben hacer, olvidando así el sabio consejo que les diera el Papa San Juan Pablo II en la Misa de Camagüey cuando les dijo: “Ustedes deben ser los protagonistas de su propia historia”. “Machacar en baja” para un joven es querer aprobar un examen sin tener que estudiar, o vivir del salario de sus padres o de la ayuda que le mande el pariente de afuera, o rodearse de sueños idealizando todo lo extranjero (incluso banderas y equipos deportivos).

Nadie debe contentarse con lo que ya ha podido lograr. Porque puede que su amor, su fe, se haya enfriado.

Volvamos a pedirle a la Hermana Isabel que nos lea otra pequeña parte del libro del Apocalipsis donde Dios juzga a los cristianos de Laodicea.

LECTURA DEL LIBRO DEL APOCALIPSIS, capítulo 3, versículos del 15 al 19

“Esto dice el Señor a la Iglesia de Laodicea: Conozco tus obras y no eres ni frío ni caliente. ¡Ojalá fueras frío o caliente! Pero eres solo tibio; ni caliente ni frío. Por eso voy a vomitarte de mi boca. Además, andas diciendo: ‘soy rico, nada me falta’, y no te das cuenta de que eres miserable, desgraciado, pobre, ciego y desnudo. Si quieres hacerte rico, te aconsejo que me pidas un colirio para tus ojos de manera que puedas ver. Yo reprendo y castigo a los que amo. Anímate, pues, y cambia de conducta”.

PALABRA DE DIOS. TE ALAGBAMOS, SEÑOR

Queridos todos: En esta lectura llama la atención cómo Dios invita a la conversión al cristiano que es tibio, o sea, que no es ni frio ni caliente. Digamos que el tibio sería aquel creyente que le da lo mismo hacer el bien que no hacerlo, ir a Misa o no ir a Misa, que se cree rico, perfecto, y está lleno de defectos. También el amor entre esposos, entre hermanos, entre vecinos… se puede debilitar.  Y es entonces cuando la rutina empieza a formar parte de nuestra vida diaria. Tenemos que buscar el remedio en Dios. El mismo Jesús nos propone una medicina al hablarnos de un colirio que él brinda para nuestros ojos a fin de que podamos ver bien.

¡Jesucristo nos invita hoy a volver al amor del principio, a recorrer nuevamente el camino por donde todo empezó! Regresemos al día cuando llegamos por primera vez a la Iglesia, a cuando fuimos bautizados, confirmados, a cuando hicimos la Primera Comunión, a cuando nos confesamos por primera vez, a cuando sufrimos la primera persecución, la hostilidad y hasta la incomprensión de nuestros familiares por ir a la iglesia. Que los casados vuelvan a recuperar el amor primero, la promesa que se hicieron mutuamente el día que se enamoraron. Que toda persona vuelva a vivir el entusiasmo de su primer día como médicos, como maestros, como profesores. Hagamos todo lo que esté a nuestro alcance para recuperar la ilusión con que empezamos todo. 

Queridos oyentes: En este nuevo domingo de la Cincuentena Pascual, quiero invitarlos nuevamente a renovar nuestra fe en Jesús Resucitado y sus enseñanzas. Por ello, les pregunto:

 

·         ¿Ustedes creen en Dios Padre Todopoderoso, creador del cielo, de la tierra y de la maravillosa familia humana? CREEMOS

·         ¿Ustedes creen en Jesucristo, Hijo de Dios, que es Dios desde la eternidad, y que se hizo hombre en el seno virginal de María, nació pobre en la cueva de Belén, pasó haciendo el bien, sanó a los enfermos, consoló a los afligidos, perdonó a los pecadores, murió en la cruz, resucitó y vive para siempre junto a Dios Padre donde nos espera? CREEMOS

·         ¿Ustedes creen en el Espíritu Santo, que es Dios y la tercera persona de la Santísima Trinidad, capaz de lograr nuestros hermosos sueños? CREEMOS

·         ¿Ustedes creen en la Iglesia que es una fundada por Cristo, santa porque Él es su fundador, apostólica porque procede de los apóstoles y católica porque ha sido enviada a predicar el evangelio en el mundo entero? CREEMOS

·         ¿Ustedes creen que la Virgen de la Caridad es la madre de Cristo y de todos los cubanos? CREEMOS

·         ¿Ustedes creen en un solo bautismo, en el perdón de los pecados, en la resurrección de los muertos y en la vida eterna? CREEMOS

Esta es nuestra fe. Esta es la fe de la Iglesia que todos juntos nos gloriamos de profesar, en Jesucristo nuestro Señor. AMÉN.

 Seguidamente los invito a compartir la sección de la pregunta y la respuesta de hoy.

Hay personas que afirman que los cubanos somos indiscretos, amigos de saber y que no sabemos guardar secretos. ¿Qué piensa usted al respecto?

 Querido oyente: Yo no sé si será verdad o si se exagera al hacer estas afirmaciones. Lo cierto es que este problema sucede también en otros países. Un poeta español, Manuel del Palacio, nacido en 1831, escribió lo siguiente: “Le dije un secreto a un mudo y éste recobró la palabra para enseguida ir a contárselo a alguien”.

Hay una conocida frase que quizás hemos dicho, cuando alguien nos preguntó si podía confiarnos un problema personal, y lo animamos a que nos lo dijera diciéndole: “Dímelo, que yo soy una tumba”.

Le comparto cuáles serían los pasos para abrir esa “tumba” que prometimos ser y caer en el camino de la deshonestidad para con la persona que creyó en nuestra reserva.

·         Primer paso: una persona nos dice algo porque quiere que lo ayudemos. Nos pide que le prometamos no contárselo a nadie.

·         Segundo paso: lo animamos a hablar diciéndole que “para eso estamos los amigos”, “que somos una tumba”. Y le prometemos la total reserva.

·         Tercer paso: Poco después nos encontramos con una persona en la que confiamos. Empezamos ya a transitar, a toda velocidad, por el camino de la deshonestidad.

·         Y cuarto paso: comenzamos diciéndole a esa última persona que “yo quisiera contarte algo que me dijo Fulano, pero tienes que prometerme que no se lo vas a decir a nadie”. Y, como para tranquilizar nuestra conciencia ante nuestra falta de palabra y nuestra deslealtad, añadimos: “Mira que yo le prometí que no se lo iba a decir a nadie”. ¡Cómo pretender que otro guarde un secreto que nosotros mismos no lo hemos sabido guardar!

 Y que no se nos olvide que esa persona en quien confiamos también tiene otro en quien él confía y al que se lo contará seguramente bajo promesa de juramento… y continuará así la larga cadena de tumbas abiertas…

Sería muy bueno que cada cubano, interrumpiera la conversación del que nos quiere contar lo que otro le confió para dar un nuevo paso, y a quien está a punto de incumplir lo prometido, le añadimos: “Pues si tú lo prometiste, entonces cumple tu promesa y no me lo digas a mí ni a nadie”. Lamentablemente no sucede así, sino que el deseo de dar a conocer “la última” nos vence.

No olvidemos que más temprano que tarde, los que confiaron en nosotros se enterarán de nuestra infidelidad y se arrepentirán de haber hablado con nosotros y se jurarán a sí mismos nunca más decirnos algo.

Termino la respuesta a su pregunta contando una anécdota:

“Un soldado francés preguntó: General, ¿le puedo preguntar por dónde atacaremos?

Entonces el General le susurró al oído: “Dígame, ¿usted sabe guardar un secreto?”. ”Por supuesto que sí, mi General, respondió el soldado. A lo que replicó el General, alejándose: “Pues yo también”.

 Como en cada domingo, los invito a continuación a rezar la oración que el mismo Cristo nos enseñó, el Padrenuestro: PADRE NUESTRO…

 También le pedimos a la Virgen que todos sintamos en cualquier momento, especialmente los difíciles, su manto maternal sobre nosotros. Rezamos: DIOS TE SALVE, MARÍA…

 Terminamos pidiéndole a Dios su bendición. Bendición que hoy quisiera llegar principalmente a tantos jóvenes conocidos que no se cansan de hacer el bien a su alrededor, también a aquellos que han sufrido por la causa del Evangelio de Jesucristo. Especialmente pediré por todos los jóvenes que se preparan a ser los futuros sacerdotes que Cuba necesita. Inclinen sus cabezas y respondan cada vez con la palabra AMÉN, que, como sabemos, significa “así es”, “así lo creo”, “así lo deseo”.

Jesucristo, el Señor, esté siempre a su lado para defenderlos. AMÉN. Que él vaya delante de ustedes para guiarlos y detrás de ustedes para protegerlos. AMÉN. Que él vele por ustedes y los sostenga. AMÉN. Y que la bendición de Dios Todopoderoso: Padre, Hijo y Espíritu Santo, descienda sobre ustedes, sus familiares y vecinos, y los acompañe hoy y siempre. AMÉN.

 Les recuerdo que, si Dios quiere, volveré el próximo domingo, para compartir con ustedes, a las 9 de la mañana y por esta Emisora Provincial.

 

¡CRISTO HA RESUCITADO! ¡VERDADERAMENTE HA RESUCITADO!

¡QUE TENGAN UNA BUEN SEMANA!

 

Comentarios   

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0 #3 La Iglesia Católica en Camagüey, Cuba오피뷰 03-06-2023 10:03
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